Domingo 29 de agosto: 15:00 h. Una llamada a la unidad móvil de la Red de Varamientos de Galicia a esta hora es lo más habitual, porque la gente sale de casa a dar un paseo después de comer y es cuando detectan algo varado en las playas.
En ese momento, se pausó la tertulia del café esperando el motivo de la llamada, porque la familia ya sabe de qué va la historia, y yo respondo. Lo que menos podía imaginar era su mensaje, el presidente de CEMMA informa de un barco interactuado por varias orcas. ¡Increíble!. Pero en el momento en el que organizamos la visita, el barco iba en dirección a Bayona, llega la noticia de una nueva interacción.
Las orcas del estrecho
Las orcas (Orcinus orca) de la península Ibérica, son observadas en primavera y verano en el Estrecho de Gibraltar. Se las considera una subpoblación cuyos parientes más cercanos serían las orcas de Canarias y estarían genéticamente aisladas de las de Noruega e Islandia. Son observadas de paso por la costa de Portugal y de Galicia, en otoño.
Los contactos: avistamientos o interacciones
Los encuentros con orcas, denominados con-tactos, son calificados como avistamientos si los ejemplares son observados, ignorando cualquier estímulo a su alrededor, o de interacciones si se acercan a los barcos. Las interacciones son diversas y variadas, tienen en común el simple acercamiento o el complejo roce físico de los animales con el casco.
Desde junio se detectaron un total de 83 contactos, 44 avistamientos (53%) y 39 interacciones (47%) con veleros en su mayor parte: seis en el Estrecho de Gibraltar, nueve en la costa portuguesa, y veintitrés, desde mediados de agosto a final de septiembre, en Galicia. El resumen de los contactos con las orcas es que tan solo el 11% de los casos fueron interacciones con barcos que presen-taron consecuencias, de diversa consideración, pero que impedían la navegación.
Desde el día 10 de agosto se registraron orcas en paso por la costa de Galicia, el 19 de agosto se detectaron un total de 13 ejemplares repartidos en tres grupos, realizando interacciones con barcos tan solo uno de ellos. Su paso por la costa gallega se ha registrado entre las 2-6 millas de costa, desplazán-dose hasta el norte de Cabo Ortegal y regresando posteriormente a Portugal.
Más de la mitad de los barcos protagonistas de estas interacciones fueron inspeccionados para comprender mejor cómo ocurrieron, en base a marcas encontradas, limitándose casi exclusivamente al roce con los timones. En ningún caso peligró la integridad de las personas por la actividad directa de las orcas, aunque se dieron algunas situaciones de riesgo al encontrarse con interacciones nocturnas y duraderas, brusquedad de la rueda del timón o giros de la embarcación, lo que angustió a las tripulaciones por el desconocimiento sobre las orcas y su comportamiento.
Las Gladis
Se han identificado tres orcas implicadas en el 64% de las interacciones. En algunas, otros individuos adultos permanecían alejados por lo que se considera no estarían implicados.
A estas tres se las ha denominado las Gladis (negra, blanca y gris) siendo observadas desde el mes de junio en el Estrecho. Dos de ellas (negra y blanca) se han identificado en previos años en el Estrecho y se tiene constancia que la madre de la Gladis negra acompaña a un grupo próximo, al menos en el Estrecho y Portugal.
Es difícil adjudicar los ejemplares juveniles a un grupo determinado, no son materno dependientes, dado que cambian de compañía frecuentemente, especialmente si hay otros juveniles alrededor. Además, en los avistamientos realizados en las interacciones no se obtuvieron imágenes del resto del grupo por lo que no ha podido ser identificado.
Las heridas en los costados de las orcas en esa área geográfica del Estrecho son relativamente comunes y son producidas por el roce de las líneas de pesca cuando ellas tratan de obtener atunes que han mordido el anzuelo y están atrapados en un aparejo de pesca. Se han observado heridas en los cuerpos de dos de las GLADIS identificadas en el Estrecho de Gibraltar, la NEGRA y la BLANCA, apareciendo sucesivamente marcas en sus cuerpos y de un modo más intensivo entre el 20 de junio y el 3 de agosto.
Los expertos han mapeado y descrito las heridas corporales de ambos ejemplares, en una representación corporal de cada uno de ellos, para tratar de esclarecer su origen por si pueden ofrecer pistas a la hora de buscar una explicación a estos comportamientos. Destacando las marcas identificadas como de origen antropogénico, o aquellas heridas abiertas que puedan ofrecer dudas.
Se detallan minuciosamente las marcas observadas en base a la serie fotográfica submarina cedida por el Departamento Científico de Turmares Tarifa, realizada sobre las orcas localizadas por Francisco Gil, llevadas a cabo por el fotógrafo Rafael Fernández Caballero, con el permiso del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico -MITECO.
Las causas del comportamiento
Los hechos, con origen en la curiosidad y capacidad de juego de los animales, no se corresponden con el comportamiento habitual de las orcas.
Ni existe ningún caso documentado de agresión a humanos de orcas en libertad ni se conocen estas interacciones con barcos tan reiteradas, por lo que son considerados inéditos a nivel mundial. Las hipótesis son: que se trate de un comportamiento autoinducido, es decir inventado, aprendido ensayado y repetido; o bien que sea el resultado de una aversión con una embarcación, de cualquier tipo, pero que pudo desencadenar la interacción con barcos más accesibles.
En este segundo caso los timones, móviles, llamativos y accesibles para las orcas, son una estructura débil y delicada del barco. Durante la interacción persiguen, compiten, examinan, tocan, golpean la estructura, la mueven, observan la consecuencia de estas acciones y, a veces, hay roturas. Si el timón es de pala es más vulnerable a roturas en su tercio inferior. Si el timón es de codaste, mucho más resistente a impactos, la energía se transmite por la mecha y puede romper el engranaje.
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