A finales de 2019, decidimos embarcarnos en la compra del MALEVIL, un PUMA 29 del 79, que nos pareció el más adecuado para empezar nuestras aventuras a vela. El tamaño y sus características, además de las buenas referencias que siempre despierta en el mundo náutico, animó más aún nuestro interés en este modelo de barco.
Aún fue la última vez que repostamos en puerto, cuando el marinero quiso confirmar si efectivamente estaba ante un PUMA 29, barco que en su momento había estudiado. Además, la existencia del famoso CLUB PUMA, un foro donde se pueden compartir y consultar los mil y un problemas que puedan ir surgiendo en cualquier modelo de puma, nos hacía sentir arropados por una comunidad de pumeros experimentados.
Los tripulantes habituales del MALEVIL somos dos: Pablo y Vane (sailingasrias.com). Pablo ha estado en contacto con la náutica deportiva desde que, aún en carrito de bebé, ya subía al barco de su padre, el SOL 6. Pero no fue hasta el verano de 2016, con 25 años, cuando se apuntó a un curso de Láser en la escuela de vela de Port Olímpic (Barcelona).
En 2017 se compraría su propio Láser y aprendería a navegar en el Náutico de Vigo. El mundo de las regatas te hace aprender rápido y conocer más y mejor el medio en el que te mueves.
Y en 2019, Vane llegaba a la vida de Pablo (o al revés). Sin darse cuenta, Vane estaba navegando por todas las Rías Baixas. Primero a motor, y después a vela. En 2 años, es capaz de llevar a cabo casi cualquier maniobra en un barco. Acumula ya más de 200 millas tanto a motor como a vela, y parece que tiene hambre de más.
Es por eso por lo que nos hemos planteado nuestro pequeño-gran objetivo para el verano de 2021: Navegar por la costa portuguesa. Por el camino, los momentos de ilusión se han ido encontrando con diferentes momentos de aprendizaje, que más que quitarnos las ganas, nos han permitido seguir conociendo nuestro barco y sentirnos cada vez más cómodos en él. El primer gran paso: vivir en nuestro pequeño barco.
Al comienzo del verano de 2020, en plena pandemia mundial, decidimos no renovar nuestro alquiler y mudarnos. Ese mismo verano, hicimos la que es nuestra travesía más larga hasta el momento. Recorrimos las Rías Baixas desde Vigo, pasando por Sanxenxo, la Illa de Arousa, Boiro, Aldán, y vuelta a Punta Lagoa. Aproximadamente 100 millas en 5 días. Nos quedó claro que teníamos ganas de más, lo disfrutamos mucho. Cada día fue una realidad diferente.
Pero algo iba a trastocar nuestros planes. A finales del verano, Vane encontró algún pequeño agujero en el camarote, que se parecía a lo que todos conocemos como “carcoma”. Poco a poco, empezamos a descubrir decenas, por no decir centenares, de agujeros en los armarios, baño, e incluso la mesa de cartas. Afortunadamente, los mamparos estructurales parece que no están afectados.
Tuvimos que abandonar el barco de manera precipitada, y no nos quedó más remedio que acudir a un profesional para que nos tratara al máximo el barco: bote de humo y tratamiento por inyección. Pero todo esto no nos desanimó. Nos permitió sanear y barnizar toda la madera afectada, y también proteger la que no lo estaba. El interior del barco tomó un aspecto renovado. Eso sí, ahora, cada vez que vemos un agujero en la madera o un bicho volando, se nos encienden todas las alarmas: no podemos evitarlo.
En segundo lugar, y después de un tiempo pensándolo, medio en broma – medio en serio, nos decidimos a preparar el barco lo mejor posible para nuestro pequeño-gran viaje. También nuestras vidas. La posibilidad de dejar nuestro lugar de origen y emprender un viaje sin fecha de vuelta es algo que nos ronda la cabeza. Pero las dudas también aparecen. Son muchos los “youtubers navegantes” que llevamos viendo durante varios años: desde el canal más visto “Sailing La Vagabonde” hasta otros más cercanos, pero no por ello de menor calidad, como “Bahía Las Islas” de Ángel Viana, que lleva más de 10 años navegando como forma de vida. Ellos nos hacen soñar que una aventura así es posible. De mayor o menor duración, pero posible al fin y al cabo.
Y como no podía ser de otra forma, nosotros también nos hemos puesto manos a la obra. Nos hemos sentado delante del ordenador, y hemos empezado a crear nuestra propia comunidad: Youtube, Instragram, WordPress, Patreon… ¡Y lo que nos queda! Nuestro vídeo más visto aún no tiene más 400 visualizaciones pero… todo llegará. En cualquier caso, nuestra actividad en las redes nos ha permitido interactuar con personas que hemos seguido durante meses, y con las que nos hemos animado a compartir nuestras inquietudes. Por otro lado, también se han animado a contactar con nosotros otros internautas que nos han apoyado desde el principio, y que quieren que sigamos compartiendo nuestras pequeñas-grandes aventuras con ellos.
Pero la realidad iba a hacer replantearnos nuestro objetivo. Con una buena cantidad de tareas pendientes, y otras ya eliminadas de nuestra lista, detectamos una pequeña filtración en la sentina del MALEVIL. Sabíamos que algo había que ver en la orza. Al cierre de la edición, con el barco en el varadero, aún no sabemos el alcance de la avería, y si el presupuesto nos hará replantearnos nuestros futuros movimientos. Pero una cosa vamos aprendiendo: cada avería no puede ser una desilusión, tiene que ser un aprendizaje y un reto nuevo. Nunca sabes cuándo te puede ser de utilidad. Todo lo que hemos podido vivir en nuestro barco ha sido increíble, nunca lo hubiéramos imaginado. Y todo lo que nos queda seguro que va a ser impresionante: no se para de aprender cuando navegas.
Deja una respuesta